III - ?
Pero hablemos de la Bebida, de ese líquido tenebroso que rompe los cristales de la 'normalidad' y ajusta al cuello, como quien se pone una corbata, la personalidad verdadera y a veces lúgubre de quien la consume; refirámonos a ese vaso y a esa botella; a ese lugar ruidoso, oscuro y descontrolado que, no obstante, es instigador de confianza, charlas amenas y abrazos… y refirámonos a ese líquido que también, peligrosamente, es provocador de golpes torpes y enrarecidos contra gente que nada hace, sino mostrar su inconsciente, ese que Freud dice es dueño de nuestros complejos y morbos emocionales. Hablemos de una vez de él, el alcohol. O, más bien, de la bebida y del vicioso.
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