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IV - ?

 

Excusas muchas tiene el arrepentimiento: unas veces son los centros la preocupación, la tristeza, la alegría o el despecho; otras, en cambio, cuando el arrepentimiento se torna... o, mejor, cuando toma su verdadera forma (el desprecio por lo hecho y la cobardía, la a-conciencia: la vergüenza) y cuando no hay por qué poner excusas, por qué mentir, los motivos son otros. Son éstos la necesidad, la confianza, la comodidad o aun el placer (aunque éste es casi siempre el menos). El porqué de que un tipo, quienquiera que sea, se vaya una tarde a un local, se siente a una mesa, abra la botella, beba el licor y pierda la 'cordura' es un tema aparte y, además, innecesario de explicar: al final uno sólo va y punto; uno nada más bebe y se 'desconciencia'. Lo sí relevante es el arrepentimiento. Esto porque éste condiciona toda acción del ser humano como mala o mal tomada. Nunca como buena.

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